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Crónica Salamanca La pedagogia milaniana en la Universidad

13-09-2023

La publicación en Italia, en el año 1964, del libro “Carta a una maestra”, representa un revulsivo crítico sobre el sistema escolar italiano, y un poco más tarde también en países como España y otros de Iberoamérica, cuando es traducido. Es un libro colectivo, escrito por los alumnos de la escuela rural de Barbiana, una aldea ubicada en lo alto de las montañas próximas a Florencia, donde vivían familias de pastores y agricultores muy sencillas, cuando no pobres. Aquella escuela fue creada por el párroco Lorenzo Milani, sacerdote que había sido sancionado por la jerarquía católica del momento, desterrado, sometido al ostracismo y a permanecer lejos de la ciudad. En aquella modesta aldea redescubre la escuela rural apropiada a su contexto. La pedagogía crítica que aplica con sus alumnos es la de la dedicación a pleno tiempo, la de la atención a los niños más débiles, a los últimos, a la importancia en el buen uso de la palabra, a la lectura crítica y colectiva del periódico en asamblea, la creación de textos colectivos, entre otros componentes de aquella sencilla escuela, por otra parte tan especial.

La progresiva difusión en Italia y en España de esta pedagogía milaniana pronto encuentra un clima favorable y receptivo en ambientes cristianos posconciliares, y también en otros sectores educativos que defienden una pedagogía popular, participativa y crítica con el sistema educativo oficial. En Salamanca, de la mano de José Luis Corzo, se crea en 1971 una primera escuela que sigue las pautas de Milani en Barbiana, siendo uno de los primeros lugares de presencia viva fuera de Italia. Se llamó desde los comienzos, y continúa funcionando de forma boyante, “Casa-Escuela Santiago Uno”. Ahí sigue cultivándose y ejerciendo día a día esa atención socio pedagógica a un grupo creciente de adolescentes proscritos por la sociedad, víctimas de diferentes desatenciones oficiales o familiares, inadaptados sociales, hijos de emigrantes, muchos de ellos fracasados también por el sistema escolar, y expulsados del mismo.

Lo interesante, además, es que la experiencia y la idea pedagógica central de Milani no ha quedado recluida en una casa-escuela, por muy sugerente que fuera, y que es. La difusión del pensamiento de Milani, de sus libros pedagógicos y de sus escritos, y la creación hace ya años del movimiento de renovación pedagógica conocido como Movimiento de Educadores Milanianos (MEM), que aglutina a un buen número de educadores diseminado por varias de las provincias españolas, italianas e iberoamericanas, han dado visibilidad y reconocimiento a una atractiva apuesta pedagógica por los niños y jóvenes más socialmente desfavorecidos. La pedagogía de Lorenzo Milani es conocida y reconocida por los movimientos pedagógicos populares en el espacio mediterráneo,  y solo en pequeña medida por la academia, por las universidades.

La pregunta que ahora nos podemos formular en esta breve columna es relativa al sí o el no de la presencia de esta pedagogía alternativa en las aulas universitarias, en una institución que en origen y mayoritariamente todavía hoy se dirige a los sectores sociales de procedencia media y alta. ¿Es pertinente que la pedagogía milaniana sea conocida, difundida, estudiada e investigada en el espacio intelectual de la universidad?

Si consideramos que la institución universitaria debe dar cabida a todas las ciencias, a todos los saberes, a todos los que sea posible ofrecer, ya sean ingeniería agrícola o bellas artes, medicina o filología, ciencias químicas o traducción de lenguas, biología o derecho, pedagogía o matemáticas, ingeniería industrial o geografía e historia, informática o sociología, odontología o psicología, economía y empresa o filosofía pura,  el establecimiento universitario también debe ser receptivo a una pedagogía crítica, como la que ahora comentamos. La pedagogía de Milani no sólo no estorba en la universidad, sino que la enriquece, la hace crecer cualitativamente. Ante todo, porque los defensores de la extensión de la pedagogía milaniana a diferentes espacios y programas universitarios consideran que ella permite reconocer el derecho real de todos los ciudadanos a la educación superior, incluidos los más desfavorecidos.

¿Hacia dónde ha de dirigirse la presencia de la pedagogía milaniana en la universidad?

Tomando en cuenta la función y misiones de una universidad de nuestro tiempo, en lo básico dirigidas a la formación de profesionales, al desarrollo del conocimiento o investigación, y a la proyección externa o extensión hacia la sociedad, opinamos que la pedagogía milaniana tiene cabida en cada una de esas grandes secciones o ámbitos universitarios.

No es fácil de aplicar esta pedagogía crítica a todas las ciencias y saberes, desde luego. Pero al menos puede ser tomada en cuenta en los ámbitos del conocimiento que se relacionan con la docencia y la educación, siempre que los docentes conozcan la línea de actuación que inventaron y practicaron los alumnos de aquella escuela de Barbiana hace ahora 60 años. De forma muy especial podría estar presente en los grados y másters universitarios relacionados con la formación de maestros de infantil y primaria, y en buena medida con los profesores que se ocuparán de la formación profesional y el bachillerato. Por otra parte, ciertos proyectos de investigación en el ámbito de las ciencias de la educación bien podrían adoptar el perfil que requiere una proyección hacia prácticas educativas que atiendan a sectores sociales desfavorecidos. Finalmente, todo lo que represente defensa y difusión desde la universidad de esta pedagogía alternativa va a contribuir a mejorar su penetración en el sector de docentes y educadores sociales que se interesen profesionalmente por sectores sociales marginados o socialmente desestructurados.

La pedagogía milaniana se postula como una posible alternativa para enriquecer el campo de actuación en entornos desfavorables para la infancia y la adolescencia. La universidad también tiene su cuota de responsabilidad en el tema, en su mejor conocimiento y posterior diseminación, preferentemente en al campo de la formación de maestros de educación infantil y primaria, de profesores de educación secundaria y de los educadores sociales.

José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca jmhd@usal.es
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